El 2018 fue un año para el olvido en muchos aspectos. El principal de ellos fue el brutal ajuste que descargó el gobierno nacional sobre las espaldas del pueblo trabajador con políticas dictadas por el FMI.
Sufrimos una inflación que en términos generales ronda el 50% y en rubros elementales para la vida de una familia como alimentación superó ampliamente esos números. Y como contrapartida no hemos tenido un ajuste salarial acorde a la subida de los precios sino paritarias a la baja en casi todas las ramas. Y los tarifazos de fin de año son solo un botón de muestra de que ese ajuste lejos está de haber terminado.
En particular en el Estado Nacional, el aumento del 15% (que en estos meses llegará al 25% sin cambiar demasiado el panorama) fue tan exiguo que representó la rebaja salarial más grande luego de la crisis del 2001-2. Para colmo, a estas paritarias vergonzosas se sumó el recorte de horas extra y movilidad que eran herramientas para mitigar los sueldos por el piso.
Como si esto no fuera suficiente también sufrimos una nueva oleada de despidos que en nuestro ministerio ascendieron a una centena en el mes de marzo. Gracias a la resistencia que dimos junto a las y los despedidos/as con el acompañamiento del resto de las/los trabajadores logramos un gran número de reincorporaciones, que obviamente siempre son insuficientes pero no dejan de mostrar que cuando nos plantamos no les hacemos las cosas fáciles a los gobiernos. También sobre finales del año han despedido a más de una decena de compañeros/as que se encontraban en una situación de vulnerabilidad y aislamiento como una forma más de amedrentar al resto de colectivo de trabajadores. Dejando en claro que el ajuste también seguirá atacando los puestos de trabajo.
Pero ni los despidos ni las rebajas salariales ni el deterioro de nuestras condiciones de trabajo son suficientes para doblegarnos. Seguimos de pie enfrentando cada injusticia que se comete en el Ministerio. Enfrentamos los abusos del servicio médico que pretenden obstaculizar nuestro derecho a la salud. Batallamos contra la violencia laboral que ejercen las autoridades. Acompañamos a las/los monotributistas en su lucha por salario y estabilidad laboral. Nos unimos a la enorme gesta del movimiento de mujeres y disidencias contra la violencia machista y por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Y también somos y seremos parte de todas las grandes batallas que se dan en las calles por frenar el ajuste. Reclamando a la rancia dirigencia de las centrales sindicales que abandonen la tregua que ha permitido que el gobierno de Macri avance con el ajuste. Y empujando desde abajo la unidad con todos los sectores combativos de la clase trabajadora para imponer el plan de lucha que necesitamos para derrotar el ajuste de Macri y el FMI.
Nos comprometemos a ser un canal de organizacion vivo para acompañar todos los reclamos. Te proponemos no resignarnos, no agachar la cabeza ni renunciar sino construir desde cada oficina, archivo o taller los pequeños mojones de lo que luego será una gran resistencia. No se logra de un día para el otro pero podemos avanzar en ese sentido. Identificando nuestros reclamos y necesidades, por más pequeños que parezcan, y juntandonos para resolverlos.
El momento es ahora y los protagonistas somos nosotras y nosotros.
Sufrimos una inflación que en términos generales ronda el 50% y en rubros elementales para la vida de una familia como alimentación superó ampliamente esos números. Y como contrapartida no hemos tenido un ajuste salarial acorde a la subida de los precios sino paritarias a la baja en casi todas las ramas. Y los tarifazos de fin de año son solo un botón de muestra de que ese ajuste lejos está de haber terminado.
En particular en el Estado Nacional, el aumento del 15% (que en estos meses llegará al 25% sin cambiar demasiado el panorama) fue tan exiguo que representó la rebaja salarial más grande luego de la crisis del 2001-2. Para colmo, a estas paritarias vergonzosas se sumó el recorte de horas extra y movilidad que eran herramientas para mitigar los sueldos por el piso.
Como si esto no fuera suficiente también sufrimos una nueva oleada de despidos que en nuestro ministerio ascendieron a una centena en el mes de marzo. Gracias a la resistencia que dimos junto a las y los despedidos/as con el acompañamiento del resto de las/los trabajadores logramos un gran número de reincorporaciones, que obviamente siempre son insuficientes pero no dejan de mostrar que cuando nos plantamos no les hacemos las cosas fáciles a los gobiernos. También sobre finales del año han despedido a más de una decena de compañeros/as que se encontraban en una situación de vulnerabilidad y aislamiento como una forma más de amedrentar al resto de colectivo de trabajadores. Dejando en claro que el ajuste también seguirá atacando los puestos de trabajo.
Pero ni los despidos ni las rebajas salariales ni el deterioro de nuestras condiciones de trabajo son suficientes para doblegarnos. Seguimos de pie enfrentando cada injusticia que se comete en el Ministerio. Enfrentamos los abusos del servicio médico que pretenden obstaculizar nuestro derecho a la salud. Batallamos contra la violencia laboral que ejercen las autoridades. Acompañamos a las/los monotributistas en su lucha por salario y estabilidad laboral. Nos unimos a la enorme gesta del movimiento de mujeres y disidencias contra la violencia machista y por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Y también somos y seremos parte de todas las grandes batallas que se dan en las calles por frenar el ajuste. Reclamando a la rancia dirigencia de las centrales sindicales que abandonen la tregua que ha permitido que el gobierno de Macri avance con el ajuste. Y empujando desde abajo la unidad con todos los sectores combativos de la clase trabajadora para imponer el plan de lucha que necesitamos para derrotar el ajuste de Macri y el FMI.
Nos comprometemos a ser un canal de organizacion vivo para acompañar todos los reclamos. Te proponemos no resignarnos, no agachar la cabeza ni renunciar sino construir desde cada oficina, archivo o taller los pequeños mojones de lo que luego será una gran resistencia. No se logra de un día para el otro pero podemos avanzar en ese sentido. Identificando nuestros reclamos y necesidades, por más pequeños que parezcan, y juntandonos para resolverlos.
El momento es ahora y los protagonistas somos nosotras y nosotros.
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